El reprocesamiento de instrumental ginecológico implica principalmente el uso de instrumental semicrítico, como espéculos vaginales o pinzas de maíz. Estos instrumentos, que pueden entrar en contacto con membranas mucosas o piel patológicamente alterada pero no lesionarlas, no suelen requerir esterilización en autoclave. La limpieza y desinfección mecánica en una lavadora desinfectadora es suficiente para cumplir de forma segura y eficaz las normas de higiene prescritas legalmente en una consulta ginecológica.
Los desinfectadores térmicos en ginecología ofrecen muchas ventajas: garantizan una limpieza y desinfección higiénicamente perfectas, estandarizadas y validables, ahorran tiempo y dinero en términos de despliegue de personal y permiten así una fácil integración en la práctica diaria. Un ejemplo de ello son MELAtherm 10 y MELAtherm 10 Evolution, que se adaptan a las necesidades de las consultas ginecológicas con la tecnología más moderna y patrones de carga especiales.
Aunque los desinfectadores térmicos suelen ser suficientes en ginecología, los autoclaves también pueden utilizarse para instrumentos quirúrgicos críticos si es necesario. Permiten una reducción adicional del riesgo de infección mediante la esterilización por vapor al inactivar de forma fiable incluso microorganismos resistentes como las esporas. En cuanto al instrumental utilizado en ginecología, recomendamos el uso de un autoclave de clase S de precio más atractivo, ya que en una consulta ginecológica no se esterilizan instrumentos huecos complejos como espéculos vaginales o pinzas de maíz.
La combinación de lavadora desinfectadora y autoclave forma un ciclo de higiene sin fisuras, sobre todo en consultas que se esfuerzan por maximizar la seguridad o que siguen conceptos de higiene especiales. La lavadora desinfectadora realiza una limpieza y desinfección exhaustivas, mientras que el autoclave lleva a cabo la esterilización final.